sábado, 30 de enero de 2010

A un mismo compás.

El sol luce y estás a oscuras, lloras sin explicación alguna y tus gritos apenas tienen decibelios.
La tristeza te ha invadido; la vida no es fácil, y aunque lo sabes desde hace mucho, aún te cuesta admitirlo.
Te enciendes un piti y haces que suene cualquier canción o ruegas por concentrarte en ese libro que tan enganchada te tiene, pero es en vano, ellos no te harán olvidarlo.

Y es entonces, sólo entonces, cuando suena el móvil; son ellas, será la una o la otra pero sabes que eso implica a todas.
Vuelven a humedecerse tus ojos, pero esta vez de otra forma; mientras lloras, sonries; las tienes, y eso es lo que importa.

Pronto, estarán como cada día, pero siempre de forma diferente, reunidas entorno a una mesa; celulares, mecheros y paquetes de lucky acudiran como espectadores a un capitulo más.

El corazón, la familia, tontas preocupaciones o la derrota ante una asignatura siempre están dentro del guión, pero no importa no nos casan. En las acotaciones encuentro guiños, caricias y abrazos, y jamás falta un: "llora, con nosotras puedes hacerlo"


Sin darte cuenta estás ya en el segundo acto; atentas, escucharon y aplaudieron tu actuación. No sin ya editar las primeras primeras grandes críticas, acertadas y constructivas.
Se acerca lo mejor, a tus ojos el escenario ha cambiado. El técnico de luces y sonido juega en tu equipo, te acompaña y te concede una tregua.

La conversación adquiere otro color, sarcástico y satírico, con grandes carcajadas y multitudes de lagrimas de felicidad. Tus oídos, antes absortos y perdidos , tal vez hasta un poco taponados, te permiten escuchar nuevas historias, y comienzas a recuperar tu tono de voz. Ellas, te conceden un par de bromas y recordar anécdotas increíbles, y eso te hace crecerte; los refrescos se agotan pero no importa, mordisquearan los hielos, porque sí, porque todas tenemos problemas, todas tenemos turno de palabra, todas intentamos ser fuertes, pero a veces no podemos, y juntas nos sentimos agusto.

Llega el desenlace, momento de reanudar la marcha, de cerrar el panfleto, de levantarnos y seguir.
Sí, levantarse, pisar suelo y ahora sentirte segura porque cuando te tiemblan las piernas ellas te recuerdan lo firme que es el paso si lo haceis a un mismo compás.

A todas y cada una de vosotras, que haceis de una tarde de estudio, mil frases en un papel; de un viaje, una aventura; de un café, mil cañas; de una canción, un himno; de una vuelta en coche, un videoclip o de una llamada minutos de risas, ilusiones, caricias; a todas aquellas que pase o no el tiempo , el tiempo no importa mientras vuelvan a escucharte.

Gracias por acompañarme a Woodstock!

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